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12 de Noviembre de 2019

CERVEZA CHECA: Un sabor que conquistó el mundo

¿Cuál es el secreto del amor a primer sorbo que provocan las cervezas checas? Sin lugar a duda, la respuesta es: los ingredientes. Y, aunque contienen las mismas materias primas que cualquier cerveza, el origen y la calidad del producto que utilizan las vuelven inigualables. Conocerlas es quererlas.

CERVEZA CHECA: Un sabor que conquistó el mundo

Agua, malta, levadura y lúpulo. Hasta ahí, todas las cervezas deberían ser iguales. Sin embargo, el aroma delicado a malta, ese toque amargo inconfundible que pone un acento particular en su sabor, el color dorado y la espuma perfecta de las cervezas estilo pilsen hacen toda la diferencia. ¿Cómo lo consiguen las cervecerías checas? Mediante el uso de ingredientes de la mejor calidad, de un origen muy determinado.

La lager rubia estilo pilsen, que se ha convertido en la cerveza más popular del mundo, la inventó Josef Groll en 1842, precisamente en la ciudad de Plzeň o Pilsen y, hasta el día de hoy, se sigue produciendo en la planta de Pilsner Urquell. Por ese motivo, para escudriñar en los secretos de la cerveza checa, parece buena idea conocer a fondo los ingredientes que usan en esta famosa cervecería para producir millones de litros al año.

Cuatro ingredientes

Así volvemos a los cuatro fantásticos: agua, malta, levadura y lúpulo. Pero no se trata de agua común, ni cualquier malta, una levadura que puedas conseguir por ahí, ni un lúpulo sin apellido.

El agua constituye el 90 por ciento de una cerveza, de modo que es un ingrediente vital que puede cambiar por completo el sabor final de la bebida. Así, el agua que utilizan para elaborar la cerveza Pilsner Urquell la obtienen de su propio acuífero, que les provee un líquido con bajo contenido de minerales, que antes almacenaban en la famosa torre construida en 1905 (que aún se levanta en su planta) y que ahora procesan en un edificio especialmente diseñado con ese fin.

La malta le confiere a la cerveza su graduación alcohólica, su color dorado y su inconfundible aroma. En Pilsner Urquell producen su propia malta a partir de una cebada especial, la cebada pálida de cáscara fina de Moravia.

La levadura H es quizá el único ingrediente totalmente secreto que se utiliza para la producción de la cerveza más famosa de Pilsen y aseguran que es descendiente directa de la cepa que utilizó Josef Groll en 1842 y, según la leyenda, la obtuvo de un monje que la sacó sin permiso de un monasterio.

Por último y no menos importante, está el lúpulo de Saaz, que cuenta con Denominación de Origen controlada. Se trata del ingrediente que, aunque se utiliza en pequeñas porciones, pone su acento inconfundible a la cerveza, con su sabor amargo y su intenso aroma.

Variedades

Al final del proceso, el resultado es una cerveza muy refrescante, con bajo contenido de alcohol (ronda el cinco por ciento), ligera, dorada, con bastante espuma y un punto amargo muy suave; en síntesis, una lager rubia estilo pilsen.

Pero, aunque la cerveza rubia estilo pilsen es la más popular, en Chequia también se producen otras variedades, como la tmavy, que es una cerveza oscura, de sabor tostado, muy tradicional. Y, últimamente, las cervecerías artesanales han comenzado a experimentar con otras variedades como las porter, las ipa (indian pale ale) y las stout.

La graduación

Una diferencia de las cervezas checas es que en sus etiquetas no marcan su graduación alcohólica sino los grados de fermentación, aunque, a mayor fermentación suele haber más alcohol. Sin embargo, pueden existir cervezas de, por ejemplo, 13 grados de fermentación, que tengan menos alcohol que una de 11. De todas formas, por regla general, las cervezas de 10 grados de fermentación contienen aproximadamente cuatro por ciento de alcohol; las de 11, entre 4.5 y 4.8; mientras que las de 12 grados rondan el cinco por ciento de alcohol.

Sin filtrar y sin pasteurizar

Quienes quieran probar algo diferente durante su visita a Chequia, sin dudas deben beber cerveza sin filtrar ni pasteurizar, que es la más saludable, pues contiene más vitaminas y bacilos, que se pierden durante la pasteurización. Para ello, hay que acudir a alguna cervecería con alta demanda, pues no todas la ofrecen. Se trata de una cerveza cuya caducidad es muy corta, de modo que se debe consumir en un breve período de tiempo y, por ello, es un poco más difícil de conseguir, incluso en Chequia. Pero sin duda vale la pena y es una oportunidad para probar algo delicioso y único.




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